PROMO LA PULSEADA DE ABRIL

julio 15, 2009

Aplican programa de alfabetización cubano en La Plata

El Yo Sí Puedo es un método que permite enseñar lecto-escritura en tres meses. En la Casa de los Niños Chispita, de la Obra del Padre Cajade, se está realizando la primera experiencia en La Plata. En La Pulseada cuentan la experiencia no sólo los trabajadores del hogar y los facilitadores educativos, sino también jóvenes y adultos que están aprendiendo a leer.


RECURSO AUDIO

Claudia Auge, de Chispita: "Me sorprendió la cantidad de personas
que no están alfabetizadas. Hay historias muy fuertes"

El programa de alfabetización fue creado en 2001 por el Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (IPLAC) de Cuba, con el objetivo de ayudar a los países afectados por el problema del analfabetismo. En el mundo existen más de 860 millones de analfabetos absolutos. La encargada de promoverlo en nuestro país es la Fundación “Un Mundo Mejor es Posible”, organización que coopera con la Central de Trabajadores Argentinas (CTA) en el marco de los objetivos del ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), donde también se encuentran otros programas como Operación Milagro, dirigida a realizar gratuitamente cirugías oftalmológicas. La CTA se ocupa de coordinar con referentes locales el trabajo barrial. En La Plata encontraron un lugar propicio en Chispita, la Casa de los Niños del Hogar de la Madre Tres Veces Admirable que ya tiene 10 años de existencia en la periferia de Los Hornos.
En el galpón de 151 y 70, donde desde junio avanza el programa de alfabetización, cerca de cien pibes reciben alimentación, apoyo escolar, talleres pedagógicos y un espacio afectivo que les reconoce sus derechos. En Chispita funciona también un consultorio jurídico, hay cursos de formación laboral y un equipo técnico que trabaja codo a codo con las familias y las instituciones.

“Yo sí puedo”
A diferencia de los métodos clásicos de alfabetización, el Yo Sí Puedo se apoya en los medios audiovisuales: las clases se dan a través de un monitor de TV, en DVD o videocassettes. El programa cubano se propone alfabetizar en un plazo “corto y sencillo”: son 65 clases de media hora cada una. El curso requiere de cinco horas por semana y dura tres meses. Los participantes se acompañan de una cartilla de siete páginas, que combina los números con las letras. También cuentan con la ayuda de un facilitador que apoya el seguimiento de la cartilla y hace el balance de cada encuentro.
Según explica La Pulseada en su última edición, la demanda para abrir centros de alfabetización en Argentina superó las expectativas: hay 400 puntos abiertos, con tres mil participantes y 700 facilitadores. Dado el interés despertado por organizaciones sociales y funcionarios gubernamentales, todos los meses los asesores cubanos coordinan reuniones de capacitación en las provincias.
“La idea del programa no es formar docentes porque la función del facilitador es guiar el seguimiento de la cartilla. No hace falta complejizar, hay que buscar la sencillez, ya que el video es el motor de un aprendizaje breve y eficaz”, comenta el asesor pedagógico cubano Roberto Del Valle en el informe publicado en la última edición de la revista fundada por Carlos Cajade.
La implementación del Yo Sí Puedo en cada región del país coexiste con otras iniciativas del gobierno como el Programa Nacional de Alfabetización “Encuentro”.
“Es increíble que en un país con tanta riqueza aún haya gente que no sepa leer ni escribir”, remarcó a La Pulseada Laura Vázquez, integrante de la Juventud de la CTA. “En lo personal, constituye una satisfacción participar de semejante tarea. El Yo Sí Puedo es un espacio en el que no sólo enseñamos sino que también aprendemos, ya que la interacción entre los participantes y los facilitadores hace del ambiente de aprendizaje un lugar ameno y de intercambio de experiencias. Este comienzo fue muy satisfactorio porque, entre otras cosas, nos dimos cuenta de que nosotros también podíamos. Es en el momento en el que estás con la gente cuando te das cuenta de la importancia del camino que emprendimos con este método de alfabetización, que hay mucho más por hacer y que eso nos genera un compromiso todavía mayor”.
En Los Hornos, el barrio más populoso de las afueras de La Plata, la red que se generó a partir de la llegada del Yo Sí Puedo se extiende por toda la comunidad. Las manos solidarias son muchas: el almacenero y las instituciones que pegaron los afiches en las puertas, los niños que repartieron los volantes en sus casas, el vecino que sacó a la luz la historia familiar olvidada, la parroquia que convenció a sus fieles sobre la importancia del curso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario